Desde pequeño me gustaba ver los trenes bajar desde los cerros, extasiado con el ruido de las ruedas al correr sobre las vías. Y que niño o niña en Tocopilla no ha sentido lo mismo, al saludar con todas sus fuerzas al “tren”, con la esperanza de que el maquinista le regale el sonido de su silbato. Sonido que se convierte en recompensa y aliento para saludar con más fuerzas al día siguiente. Tuve la suerte de ser hijo de un maquinista, una de esas personas que con un simple movimiento sobre la manilla, en sus manos tenia la alegría infinita de un niño que lo miraba desde lejos esperando su regalo. Pero dicha suerte tenia su precio. Recuerdo muchas veces haber preguntado a mi madre por mi padre, y la respuesta siempre era la mima:
- “...Esta en el trabajo…ya va a llegar...”.
También recuerdo que muchas veces me quede dormido esperando que llegara. Al día siguiente, al despertar la pregunta era la misma, y la respuesta, es de imaginarse…
Recuerdo a mi viejo llegar agotado del trabajo, y a las pocas horas, empezaba a sonar el teléfono. Al contestar, era la misma voz de todos los días, esa que decía:
- “….Eh…Alo… estará el Mario…dígale que es del despacho de trenes…”.
- “…Eh... No, no se encuentra, ¿algún recado?”. Cual vigilante de sus sueños, yo respondía.
- “…Eh si, dígale que salio un viaje extra, que llame al despacho por favor…”
Luego de cortar, se escuchaba la voz entre dormida de mi papa desde el dormitorio que decía: “¿Quien era?” , a lo cual el mensaje se transformaba mágicamente en un “…Nadie..era para mí..”, el cual era acompañado por una mirada de mi madre, seguida de una sutil sonrisa.
No entendí por que el trabajo de mi padre era así se agotador, hasta que lo viví en persona. Yo, que criticaba el poco tiempo que pasaba con mi papa, por esas cosas de la vida, me luego de su muerte me vi trabajando en el mismo trabajo. Entre esas subidas y bajadas interminables desde los cerros, me empecé a preguntar como había sido la vida de las personas que trabajaron en el ferrocarril antes que yo, antes que mi padre o que mi abuelo. De quienes sacrificadamente construyeron la vía, robándole espacio a los cerros. De quienes trabajaron en las estaciones, cuando estas tenían vida. Cuantas personas habrán manejado una locomotoras antes que yo, en fin…
Al buscar información me di cuenta que existía muy poco al alcance del publico. La mayoría de esta, así como fotografías antiguas, están en las manos de extranjeros, los cuales tienen una mayor cultura ferroviaria. Y no es de extrañar, ya que son incontables los “gringos sacafotos” que se acerca a las locomotoras para fotografiarlas. Ni hablar de las antiguas locomotoras a vapor existentes. La única que nos queda está en una plazoleta a merced de los vándalos. He de esperar que no ocurra lo mismo con las locomotoras eléctricas de 1927, verdaderas reliquias vivientes, que a pesar del polvo y de los años, aun siguen infatigablemente trabajando. Como me gustaría que en nuestro país existiera un museo ferroviario como los que hay en Europa, verdaderos templos llenos de viejas locomotoras restauradas.
Solo espero que este blog sirva para conservar parte de nuestro patrimonio ferroviario, para que el sonido del silbato vuelva a sonar al mirar las fotografías.
Què lindo hermano, da pena recordar esos momentos, pero asi es la vida que se le va hacer, ojala apoyen esto què es muy lindo.Te amo hermano.
ResponderEliminarGracias por compartir este enlace conmigo. Aunque solo visitaba Tocopilla algunos veranos de mi niñez y mi adolescencia, el puerto se aparece en mis sueños frecuentemente. Tocopilla y la Estación Carmelita están en mi imaginario parece que desde siempre.
ResponderEliminarQué tal!
ResponderEliminarLas máquinas llevan el nombre de tu padre. Las primeras fotos están muy bien representadas.
Y tu historia se une, de una u otra forma, a la mia.
Saludos desde Coquimbo, tierra de piratas.
Que lindos recuerdos que tienes tu de tu niñez Mario, trabajar en los trenes como lo hizo tu padre y rescatar toda y la poca informacion que tienes , esas fotos antiguas y ese video , nos hace como por instante regresar al pasado ..nuestras raices estan aqui en la mineria del norte , la llegada de trenes por el salitre desde la pampa a la llegada del puerto de Tocopilla.
ResponderEliminarMe acuerdo k cuando mi padre trabajaba en la soquimich , para las fiestas de navidad, nos llevaban a dar unas vueltas en tren adornados con globos , era una experiencia linda ..
Ojala que nunca se pierda las maravillas que ay aqui y como tu dices tener un museo para poder decir a nuestros hijos , nietos, bisnietos...que aqui alguna vez disfrutamos de las maravillas de estos trenes.
Saludos para ti Mario muy linda tu paguina
isabel
Hola Mario, soy tu vecino Damir, me sorprendió mucho encontrar este blog, y te felicito por tu iniciativa. Es muy valorable rescatar nuestro patrimonio, nuestra identidad, nada mejor que para eso que rescatar la trayectoria histórica del ferrocarril Tocopilla al Toco. Conozco la vinculación que posee tu familia con la empresa y ahora mucho más tu que estas realizando la misma labor que tu querido viejo. No hay mejor homenaje que ese. Espero que algún dia me puedas comentar mas sobre las maquinas, bueno tu sabes que me interesa mucho la historia local.
ResponderEliminarTe dejo el link de mi blog http://tocopillaysuhistoria.blogspot.com
Saludos Damir
Me da gusto y alegria ver q poco a poco esta logrando todas sus metas, esta muy lindo y tambien se cuanto tiempo y dedicacion le a dado a esto q tanto lo apasiona sobre todo a esas palabras q salen ahi ya que se q son desde el fondo de su corazon y eso me enorgullece inmensamente y tambien ace q cada dia te kiera y admire aun mas..... FELICITACIONES TTB
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